Las enseñanzas de El Quijote y el gobierno de AMLO

Por: José Manuel Torres

En su obra cumbre del Quijote, Miguel de Cervantes Saavedra, sentencia una serie de consejos a Sancho Panza, su fiel escudero, antes de que éste se dispusiera a gobernar su ínsula. Uno de ellos dice así: “Sancho has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte, como la rana que quiso igualarse con el buey».

Aunque tales recetas fueron escritas por el inolvidable Cervantes en 1605, la vara moral del escritor sigue tan inalcanzable, no sólo para los líderes del México de hoy, sino también para la mayoría del mundo entero. Y es pertinente en estos días de reposo y reflexión extraer estas líneas para contextualizar la realidad que vivimos en México con nuestro mandatario que llegó a la silla presidencial con una votación histórica y así someter a escrutinio sus hechos.

Los que integran la estructura principal de la 4T harían bien en tomarse un tiempo e hincarle el diente al Quijote y extraer, analizar y hacer suyos los consejos tan atinados que Cervantes lapidó en su genial obra (espero y los MORENOS sepan que existe). Los hechos que vemos desde hace ya 17 meses en que el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se sentó en la presidencial dan cuenta clara que no le interesa, ni le conviene o no necesita de consejos vengan de donde vengan, él se siente original y se erige como el que todo lo sabe y todo lo puede, se siente el Mesías. Veamos algunos ejemplos que nos dan claridad de esto:

El primero y más actual es el hecho de que estamos padeciendo una pandemia muy mortífera y difícil, y AMLO lejos de comportarse como un estadista noble y valiente para enfrentarla, se ha puesto un traje de payaso y dice que con tarjetas de santos la podemos enfrentar, luego que el quédate en casa, y no sé cuántas «medidas» más, que no atacan el problema de raíz, pues derivado de eso, lo que necesitan las personas son apoyos reales con medicamentos, material médico, un plan alimenticio para los 80 millones de mexicanos que no tienen qué comer, apoyos económicos, etc., en cambio López Obrador está preocupado por los empresarios levantándoles la cuarentena y llamando a los trabajadores a regresar a sus puestos no interesándole en lo mínimo la vida del pueblo, pues la pandemia está en su máximo apogeo multiplicándose los muertos en el país.

En segundo lugar, militarizó a México, hoy el ejército y la guardia nacional estará en las calles para «mantener el orden», pero otra vez el pueblo es el que sufrirá represión cuando proteste por la hambruna que dejará por mucho tiempo ésta pandemia como ya pasó en Huejotzingo, Puebla.

En tercer lugar, en plena crisis AMLO en su papel de psicólogo hace un llamado a que los mexicanos pobres -que son muchos, ochenta millones- “estén tranquilos y contentos con que tengan unos zapatos, ropa y si se puede un vehículo modesto, pues la gente extravagante cae mal y nadie se le quiere acercar”, eso dice nuestro en sus pláticas espirituales.

En cuarto lugar, vemos que el titular del ejecutivo se ha convertido en un monarca o un dictador que ordena a su mayoría en la Cámara de Diputados y Senadores para que autoricen presupuesto a su gusto, desarrollen propuestas de ley para manejar partidas presupuestarias del erario a su antojo, le maquilen leyes a su modo para reelección o se destinen obras sin licitación, etc.

AMLO lejos de cumplirle a México de ser el presidente del pueblo, está haciendo todo lo contrario y con la realidad no se juega. Hoy en día también estamos presenciando hechos que dejan desconcierto: prometió ser el rey de la austeridad pero vemos que su hijo Andrés Manuel López Beltrán, -en 2019 no tenía trabajo y no sabía qué haría- para 14 meses después se hizo del control del grupo Trivago; tiene una fábrica de dulces, una de cerveza y plantaciones de cacao; con miss Venezuela se da la vida de rey al igual que sus otros tres hijos; usan zapatos de 20 mil pesos marca Crockett & Jones. Y para remachar el clavo sale con su coartada de que por medio del INEGI medirán la riqueza de todos los mexicanos, muy bien pero que empiece por auditar la riqueza mal habida a Bartlett, Elba Esther Gordillo, Salinas Pliego y la de sus vástagos.

Ya se le acabó la alharaca de que usaría un Jetta y ahora se pasea en el país en una flotilla de 5 Suburban de lujo con guardias y todo ¿Dónde quedó lo que presumía que el pueblo bueno y sabio lo cuidaba? Hace algunos meses rentó a la empresa Jet Van Car Rental por conducto del SAT, 79 camionetas blindadas para su camarilla con un costo de 277 millones por 4 años, actualmente está malgastando millones de pesos extras – que no son suyos, son del pueblo- por la suspención del aeropuerto de Texcoco para construirlo en Santa Lucia y que el sólo hecho de derrumbar un cerro no previsto gastó 8 mil millones de pesos extras. Hay que agregar que el señor presidente compró un estadio de Beis Bol por 511 millones de pesos, anda derrochando miles de millones de pesos en el Tren Maya, que dicho sea de paso quienes realmente se beneficiarán con esto serán otra vez los grandes empresarios que transportarán sus mercancías con un bajo costo del sur al norte del país con la consabida destrucción del ecosistema. ¿No se sabe en qué aplicó lo que se ahorró del combate al huachicoleo? Que con esta política provocó muertos en Tlahuelilpan, Hidalgo y la crisis de gasolina por 40 días en 10 estados del país, a esto de hay que agregar el gasto sin licitación que realizó al comprar 571 pipas en 85 millones de dólares en E.U., que tampoco se sabe en dónde están.

Agregando a lo anterior, vemos la horda de funcionarios señalados como corruptos con los que cuenta en su gabinete: Bartlett, Ana Gabriela Guevara, Salinas Pliego -quien ha triplicado en un año su riqueza gracias a los contratos discrecionales-, quien afirma les quitará lo corrupto con el ejemplo. ¿Cuál ejemplo señor presidente?

El Manco de Lepanto aún vive a través de sus enseñanzas, con ellas podemos juzgar que en este sexenio no hay ni aumento de bienestar, ni austeridad republicana, ni nada, sino puro cinismo. Sólo vemos a un presidente que no se conoce a sí mismo, que anda muy hinchado como el sapo que quiere igualarse al buey. Por tanto, lo que nos queda es seguir trabajando con el Movimiento Antorchista Nacional – al cual AMLO ataca sin piedad- y seguir organizando al pueblo humilde para hacer realidad en un futuro no muy lejano, un México donde se distribuya la riqueza equitativamente y donde en tiempos de crisis al hombre se le tome como ser humano, que es lo que el presidente no hace por estar al pendiente de los intereses de sus amos y dueños del capital.