Los buenos y los malos

Por: César Ortiz Canizales

México se ha convertido en el país de “los buenos y los malos” (el pueblo sabio que apoya al mandatario federal por un lado y los conservadores o fifís por el otro), esta es una división de facto promovida por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), Presidente de México.  Pero para entender mejor el tema hablemos un poco sobre estos conceptos fijados con algunos ejemplos.

En el programa La Silla Roja, de El Financiero del día 8 de enero de 2019, AMLO dijo que los conservadores se presentan como gente avanzada, pero que no quieren el cambio, que están a favor de lo mismo, a favor de retroceso y a favor de la corrupción, algunos con apariencia de liberales, tanto de izquierda como de derecha. En pocas palabras dio a entender que sea hombre o sea mujer, sea obrero o científico, sea quien sea, si está a favor de él es bueno, sino, por lo tanto es malo; es así como todos sus adversarios políticos e ideológicos, todos los que señalan sus errores y excesos están en contra de él por  ser conservadores del régimen corrupto del pasado.

Durante la mañanera del 14 de abril del 2020, AMLO explicó que “los conservadores” son un grupo aún no convertido en reacción, desarticulados, que han emprendido una campaña en contra del proceso de transformación que está llevando a cabo, que, contrario al conservadurismo, es un movimiento de cambio verdadero, y dijo que son momentos de definiciones: es corrupción o transformación, lo que significa estás conmigo o contra mí, la intención de dividir es muy clara.

A lo largo de estos poco más de 3 años de gobierno, el mandatario ha dicho y actuado haciendo señalamientos a ultranza en distintos temas: si son feministas que protestan y están a favor del aborto legal, lo llama movimiento conservador, pues dijo textualmente hay que «desconfiar de la autenticidad de ese movimiento», porque se realizaba para desestabilizar su gobierno, que iniciaba en aquellas fechas.

Y no se diga si un diputado o diputada, senadora o senador comenta, señala o protesta  contra las acciones del poder ejecutivo porque ya es llamado conservador que merece el desprecio público por el simple hecho de no estar de acuerdo con él.

Otros ejemplos son los padres de los niños enfermos de cáncer, quienes al protestar por el desabasto en el medicamento AMLO dijo que esto era movido por algunos grupos de  conservadores golpistas, (cuando es conocido que no existen medicinas en hospitales por lo que han acudido al amparo y la sociedad se ha manifestado en favor del tratamiento para salvar la vida de los pequeños); o los maestros que exigen el pago de su salario y prestaciones, o los millones de desempleados que esperan empleo o también las organizaciones sociales que gestionan obras y  apoyos, así como cualquier ciudadano que al manifestarse, o reclamar lo que por derecho le corresponde ya son calificados de desestabilizadores.

En contraparte se justifican las acciones de quienes apoyan a la 4t, a “los buenos”, que están a favor de López Obrador y para eso se impulsó la divulgación de la llamada Cartilla Moral y en enero de 2019  el gobierno imprimiría y distribuiría 10 millones de ejemplares del texto escrito en 1944 por el poeta Alfonso Reyes y adaptada en 1984 por el escritor José Luis Martínez para que todos los mexicanos lograran la conversión al bien que pregona el morenismo para fortalecer al pueblo bueno. Y quien no se ha alineado a esta necesidad está condenado a la descalificación y marcado con el nombre de conservador.

Así, todo aquel que ose “hablar mal de AMLO” y manche la investidura presidencial es llevado al paredón desatando sobre él la irá de todos los seguidores férreos del presidente,  incluso en algunos casos llegando a temas de acoso y hasta amenazas en contra de la integridad física de quien realice los comentarios en contra del mandatario. El ejemplo más reciente, es el caso la Senadora Lili Téllez y de su hijo, la legisladora de Acción Nacional se ha convertido en una crítica del Gobierno Federal pero actualmente enfrenta amenazas de muerte, esto luego de que el presidente dijera que era responsable de la agresión en el Senado durante la entrega de la Medalla Belisario Domínguez, situación que no hizo esperar a los seguidores del divisionista presidente.

México ya no es un país con la libertad de opinar, de decir lo que se piensa, dejamos de tener la libertad de criticar al presidente sin correr el riesgo de ser señalado o tachado de conservador, lo que se da también en las redes sociales donde actúan miles de bots que los activan cuando los necesitan.

Esto no es nuevo, desde la campaña AMLO buscó polarizar al país colocando al ciudadano en un status de bueno o malo, desafortunadamente la práctica gubernamental estableció: si no estás conmigo, estás contra mí, y sin duda ese es un juego lamentable que ha alcanzado niveles peligrosos que enfrenta a los mexicanos.

Nos debe quedar claro que lo que menos necesita México en este momento es estar dividido pues estamos atravesando momentos difíciles en temas de suma importancia como la salud, la seguridad, el crecimiento económico, etc., y para hacer frente a estos terribles problemas es necesaria la unidad nacional y no caer en el juego perverso del presidente al puro estilo de las dictaduras más férreas que han existido en el mundo y que por cierto no han tenido un buen final.